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Shirley Medina ¨Pelusa¨, Uruguay

¨Allí hice un trabajo de hormiga conversando con las mujeres en la canilla, donde íbamos a buscar el agua.¨


Ilustración de Noel de León, Uruguay.

Nací y crecí en una familia de trabajadores, de padres separados. Mi papá, sindicalista, y el esposo de mi mamá, militar. Mi mamá me decía comunista de mierda, defensora de pleitos perdidos, pero a mí no me importaba, era yo la que tenía la última palabra. No me callaba, aunque me pegara.


Fui mamá con 17 años. Mi pareja perdió el trabajo y se volvió alcohólico. Allá por el ´75 tuve a mi tercer bebé, fue prematura, estuvo internada en incubadora. Me dieron el alta y en la noche apareció mi pareja pidiendo la cena, yo amamantando a la bebé dije: “espera”, se enojó y me golpeó con ella en brazos. Me enfurecí, dejé mi bebé en la cuna. Tomé una varilla y lo golpeé. Estaba muy enojada, apronte mis niños y fui a casa de mi madre. Ella quería que volviera a mi casa y dije que no. Me fui a casa de mi hermana que vivía en el cantegril La Cantera de los Presos, después llamado asentamiento Islas. En la madrugada fue la policía a buscarme porque el señor me hizo la denuncia. Le había roto 2 costillas según él. Estuve 24 horas detenida con mi bebé, aguantando todo tipo de agresiones verbales. En plena dictadura, había que callarse ante el macho; ellos mandaban.


Fue mi mamá y su esposo a retirarme de la comisaría. Al salir les dije: “a mí nunca más me pega un hombre, no lo hizo mi padre menos un macho”. Así que me separé y fui a vivir con mi hermana.


Al tiempo conocí a mi actual esposo y tuve mi casa en el asentamiento. Allí hice un trabajo de hormiga conversando con las mujeres en la canilla, donde íbamos a buscar el agua. Les decía si hacían otra tarea en vez de salir con sus maridos a reciclar podían vivir mejor. Me llevó mucho tiempo para que lo entendieran, pero lo conseguí.


Muchos chicos no estaban registrados en el registro civil y no iban a la escuela, así que le pedí a 2 vecinas que me acompañaran a la escuela 167 Juan José Morosoli. Hablamos con la directora y los chicos comenzaron a estudiar. Costó años, pero logré que las mujeres del asentamiento empezaran a quererse un poco. Allá por el ’79, era de noche, ya estábamos acostados. Golpearon la puerta, cuando salgo, estaba una pequeña llorando: “por favor ven, mi papa está pegándole a mi madre la va a matar”. No lo pensé 2 veces. Me abrigué y fui, mientras mi esposo decía: “no te metas, es problema de ellos”. Fui igual, llamé a Gladis, la gorda chicha y Andrea. Cuando llegamos a lo de Mary, estaba tirada en el piso y Beto dándole patadas. Le hablamos y nada. Nos insultaba, empujaba, nos dio alguna trompada que otra. Nos asustamos, teníamos miedo porque Beto era un negro muy grande. Yo me acerco y le pido que me deje levantar a Mary, que nosotras la curamos. Me dijo: “anda a tu casa a limpiar y cuidar tus hijos en vez de meterte donde no te llaman” y me dio una trompada que hasta ahora me duele. Caí sobre un carro y me enfurecí. Tomé una tabla y lo golpeé varias veces. Él me dio la espada y cayó. Las vecinas levantaron a Mary y la llevaron al hospital, pero al macho no le hicieron nada, porque estas mujeres eran unas atrevidas que querían mandar más que ellos.


A los días, Beto fue a casa de cada una de nosotras reclamando a los maridos lo que habíamos hecho una falta de respeto. A mi esposo le dijo que debería darme una paliza, que lo golpeé por la espalda, que la próxima me dejaba tirada.


Carlos le contestó: “yo no le pego, no es lo mío fíjate, te pego a vos con ese lomo, a mí me mata. Eso sí, si le pegas tendremos problemas porque yo respeto a tu mujer y vos debes hacer lo mismo”. Beto no entendía razones así que se fue.


Desde ese día, si nos enteramos de que alguien estaba golpeando a una mujer allá íbamos a defenderla, llegamos a ser 12 mujeres que defendíamos mujeres.


Nací en una época donde te educaban para respetar y servir al patriarcado.


Las distintas circunstancias de la vida te van enseñando que se puede mejorar tu calidad de vida. En estos tiempos hemos conseguidos derechos que 40 años atrás eran impensables.

¿Ahora entienden? SI YO NO ERA FEMINISTA !!!!

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