top of page

Betty Coupot, Francia

"Crecí escuchando decir que "somos avanzados como país", "tenemos libertad de expresión" y "aquí estas a salvo", mientras que una mujer muere cada dos días asesinada por su cónyuge o ex-cónyuge."


Ilustración de Fabienne, Francia


Nací en un pueblo cerca de París en un país supuestamente “moderno”. De pequeña, en la escuela siempre jugaba con los chicos al fútbol o a subir los árboles. Supongo que eso fue todo natural sin ni siquiera preguntarme nada. No obstante, las cosas evolucionaron cuando entré en la secundaria. Desde el primer año, un chico de mi

clase me arrastró sujetando mi morral por el suelo sin que nadie hiciera nada y fui acosada por chicas mayores de mi colegio que se burlaban de mí y colocaban chicle en mi cabello. Crecí y rápidamente me sentí diferente a través de los comentarios de mis compañeros de clase y más tarde de los adultos.“Nariz grande: Pinocho”, “Orejas

grande: Dumbo”, “Rubia: estúpida”, “Cuidado vas a volar de lo flaca que eres”. Inútil de precisar cuales de los dibujos animados de Disney ya no me gustaban. Incluso tuve una operación para reducir el tamaño de mis orejas a la edad de mis 13 años. Sobra decir que tuve rápidamente arrepentimientos al haberme permitido sufrir tanto con

aquella operación. Lloré cada noche durante 2 semanas llamando a mi mamá y preguntándole por qué había hecho esto. ¿Era víctima de mi apariencia o víctima de la sociedad?


“Víctima” la primera vez que entendí el significado de esta palabra fue en mi primer trabajo como mesera. Me acuerdo que el primer día uno de mis superiores me hizo “La bise” como requiere la tradición francesa; es decir besarse las mejillas 2, 3 o 4 veces, según la región en la que te encuentres, para saludarse y eso sin importar la edad que tiene cada uno e incluso si conoces a la persona o no, si lo quieres hacer o no, ya que sólo es automático. Pero al día siguiente, aquel hombre se acercó más a mi boca y el tercer día aún un poco más; sin que pudiera decir nada, porque estaba demasiado cerca de mi boca, casi tocándola pero por lo tanto no encima de ella y allí estaba toda la sutileza. Cuando lo informé a mi jefa, me dijo: “Sí, es normal, él es así con todas las chicas”. La ironía en eso es que se preguntaban por qué ninguna chica se quedaba en el trabajo más de un mes, haciéndoles pasar por perezosas y débiles. “Este no es un trabajo para muchachas” dijeron. Pero yo no era “perezosa”. Así que me quedé 1 año y medio, siendo acosada sexualmente y moralmente. “¿Cuál es tu posición favorita?”. “¿Cuándo lo has hecho por última vez?”. “Le gusta a ella esto”. Pero no hablaré aquí de la parte sexual.


Según mi madre, mi abuela era bastante independiente, ella trabajaba en una fábrica y llevaba puesto pantalones cuando esto sólo se veía en hombres en esa época. Nunca la conocí porque ella se suicidó cuando mi mamá tenía sus 9 años. Mi madre no tuvo una historia tan diferente a la mía, se burlaban de ella en la escuela y me contó que chicos la silbaban en la calle y otras cosas. Tengo una hermana menor la cual su historia se parece también. En cuanto a mi padre, era el menor de 3 hermanos y 4 hermanas, una de las cuales fue violada por uno de sus hermanos. A pesar de todo eso, hubiera podido escuchar acerca de la desigualdad entre hombres y mujeres pero no fue el caso. De todos modos, ¿Cómo interpretar cosas que no sabemos nombrar?


Me di cuenta de que en esta sociedad “moderna” nos recuerdan incesantemente que en Francia ya hemos luchado por nuestros derechos y que ahora tenemos un buen sistema, pero no es totalmente cierto. De hecho, según “la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789”, el texto fundamental que anuncia nuestros derechos: “los hombres nacen y siguen estando libres e iguales con respecto a los derechos...”. ¿Pero cómo lo podría ser cuando esta misma declaración ni siquiera lo es en su título llamándose: “los derechos del hombre y del ciudadano”?


Aquella sociedad en la cual crecí escuchando decir que “somos avanzados como país, tenemos libertad de expresión y aquí estas a salvo”, mientras que una mujer muere cada dos días asesinada por su cónyuge o ex-cónyuge. “Tenemos buenas leyes aquí”, mientras solamente el 1 % de los agresores sexuales están condenados ante la justicia. Hoy me pregunto lo que es realmente una sociedad y en qué tipo de sociedad vivo yo ¡Porque esta sociedad actual no es la que quiero!


A pesar de esta sociedad en constante cambio, en la cual podemos obtener todo lo que queremos en tan sólo 1 día, es de otro continente que el feminismo vino a mí. Hace un poco más de 1 año pensé “no quiero gastar mi vida haciendo trabajos que no me gustan o recaer en una situación de acoso y ser obligada a quedarme por cualquier presión para ganar dinero”.


Decidí entonces tomar la oportunidad que tenía de poder estudiar y redescubrí mi pasión por los idiomas. Empecé a estudiar español y encontré en un grupo de intercambios de idiomas en internet a mi amiga Raquel de El Salvador. Ella fue la que me llevó a este tema. Me fascinaba y me parecía una persona fuerte, segura de sí y “libre”. Sentí admiración hacia ella y tenía ganas de descubrir su mundo e ideas.


Varios meses después, poco a poco, unas preguntas vinieron a mí. ¿Qué es el feminismo y para qué existe?, ¿Qué es la desigualdad entre una mujer y un hombre? A las cuales encontré respuestas enterándome con las informaciones que mi amiga compartía y luego

por las informaciones de mi país. Leí libros, artículos, miré documentales y entré en un grupo feminista de Francia. Era, y es todavía, todo un mundo nuevo y una nueva mirada sobre éste para mí.


Nuevos sentimientos vinieron después (aunque algunos no lo eran). Nuevos, como el odio por la injusticia, el miedo, el cansancio y sobrecarga de todas estas informaciones, los temas tales como el amor, el compartir, el respeto y reconocimiento fueron maravillosos.


Sé que tengo mucho más por descubrir y vivir. Pienso que una vez que has probado el gusto del feminismo o sea el de la libertad, del respeto y de una forma de vivir en paz, no puedes parar de seguir este camino.


Hoy puedo y quiero decir que me considero feminista porque quiero una igualdad entre mujeres y hombres. También quiero decir que no tengo miedo de afirmar que Francia no es perfecta, a pesar de su “modernidad” y que, todavía, tiene muchas cosas que cambiar, porque el feminismo no debería estar solamente en la teoría sino también en la práctica.


Y aún si no soy y quizá nunca seré “libre”, hoy me siento más que nunca como tal. Siento que tengo una relación más cercana conmigo misma. Estoy constantemente en cuestionamiento sobre todo y cualquier cosa y no paro de aprender e informar, porque es lo menos que puedo hacer. Y ustedes que están leyendo este texto pues espero que encuentren su propio camino.


Gracias a mi amiga salvadoreña y a todas las que luchan. Gracias por haberme permitido escribir mi historia.


58 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page